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La Gran Guerra

Ayer 11.11.18 se celebró en París el fin de la Gran Guerra con la asistencia de medio centenar de jefes de estado y de gobierno de los cinco continentes.  Es motivo de reflexión de la efemérides donde el anfitrión, Emmanuel Macron estuvo a la altura de las circunstancias con un discurso muy avanzado, no obstante, no todo lo afinado que sería de desear. Significativo fue que el mundo anglosajón que tanta propaganda ha hecho de las dos guerras mundiales, no apareció en la foto.

 

El nacionalismo es lo contrario del patriotismo. Nuevas ideologías manipulan las religiones y el nacionalismo. La historia puede volver a tomar una dimensión trágica” Así de directo y de contundente se pronunció Macron.

 

Si bien es muy adecuada la alusión al nacionalismo en el momento actual, nos estamos alejando de las causas de aquella guerra que es de obligado examen.

 

Fue el imperialismo el que nos llevó a dos guerras mundiales. Había imperialismos en otros lugares del mundo por las potencias que lo dominaban, pero fundamentalmente, el imperialismo más acusado se materializaba en Europa, y de ahí que las dos guerras fueran eminentemente sobre territorio europeo. Tras la II Guerra Mundial, surgieron dos nuevos imperialismos, el norteamericano y el soviético, y los europeos de un lado y otro de la frontera o “Telón de Acero” eran carne de cañón de estos.

 

Para superar los imperialismos y los nacionalismos, surgió la Comunidad Económica Europea, y avanzó el proyecto político mediante la consolidación de la Unión Europea. Hoy en día, por muy criticable y contradicciones que arrastre es inconcebible volver a las fronteras, a los pasaportes, a los visados, o que los estudiantes se olviden del Plan Erasmus, y tantas otras cosas.

 

Es la Unión Europea la que nos protege de los abusos de los gigantes como Google, Microsoft, el fraude de las emisiones de los motores diesel, las cláusulas abusivas en materia de consumo, en entidades crediticias, hipotecas, etc. Es la UE la que impone criterios ecológicos de emisiones, regula el consumo de los electrodomésticos, etc.

 

Pero la Unión Europea no sólo se materializa en estos aspectos digamos menores. Vela también por nuestra calidad democrática parando las desviaciones de Estados que la ponen en peligro; de ahí que Macron haya condenado los populismos nacionalistas antieuropeos y antisistema.

 

La crítica ha servido para reivindicar a Europa como el eje del mundo. Una Europa que precisa de una política exterior común, y por ello ha lanzado la petición de un ejército común que nos defienda de Rusia, China y también de los EE. UU.

 

Esta petición nos lleva nuevamente a otra de las causas de las dos guerras mundiales: los mecanismos de alianzas. Actualmente tenemos la OTAN que no se justifica pues no existe ya el Pacto de Varsovia y no es imaginable un ataque de Rusia sobre territorio de la UE. La OTAN sólo sirve a los intereses de EE.UU. y es un obstáculo para la política exterior de la UE.

 

Parece un tema tabú cuestionar la OTAN. No estamos en 1986, sino a las puertas de 2019. Es hora de revisar nuestra política de defensa, la OTAN y nuestra relación con los EE.UU. Otro tema relacionado, este sí un auténtico tabú, son las armas nucleares.

 

La mayoría de los estados de la UE tienen tecnología y desarrollo económico más que suficiente para disponer de su propia arma atómica. No la tienen por razones políticas. Pero es un debate que se está hurtando a la opinión pública, y debe ser el pueblo el que así lo decida. Paralelamente, se debe tomar una decisión sobre otras potencias nucleares que no están por reducir sus arsenales y que constituyen una amenaza para la paz mundial. Israel y EE. UU. en el Mediterráneo, pues los EE.UU. se ha retirado del Tratado INF (Intermediate-Range Nuclear Forces) o planea hacerlo.

 

Parece un contrasentido deshacer una alianza (la OTAN) para crear otra. Pero no es así; se trata de que la UE tenga su propia política exterior, la que muchas veces entra en colisión con la norteamericana imponiéndose la última; el caso de Irán es ejemplo de ello. Y también hay una cuestión política: es la OTAN la que distorsiona nuestra política de defensa imponiendo material que sirve a los intereses de los EE.UU.: la presión a favor de la adquisición del avión de 5ª generación F-35 sirve de ejemplo. Si existe la Unión Europea, ha de haber disciplina y expresarse con una sola voz en política exterior y de defensa; lo contrario llevaría a la disolución del espacio más avanzado del Planeta; y del Universo conocido, pese o aunque lo digan Leire Pajín o Carmen Calvo.

Cervantino.

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